Las claves del juicio que han llevado al Chicle a la prisión permanente revisable

Ricardo Pérez Lama y Ana Fernández Berini. Lama y Asociados.

La Voz de Galicia.

Las pruebas contra José Enrique Abuín lo condenan a la pena máxima. El teléfono de Diana y la brida fueron claves para determinar que la abordó en A Pobra para agredirla sexualmente en Rianxo y asesinarla con el objetivo de ocultar el delito.

Once sesiones de juicio contra José Enrique Abuín, el Chicle. Ese fue el tiempo que precisaron la Fiscalía y la acusación particular, en manos del letrado Ricardo Pérez Lama, para dilapidar la versión y todas las excusas del asesino de Diana Quer López-Pinel. La sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, de acuerdo al veredicto del Tribunal del Jurado, ha condenado al Chicle a la pena de prisión permanente revisable. Lo visto y oído en la sala santiaguesa terminó por tumbar todas las coartadas, con especial énfasis en el informe del GATO (Grupo de Apoyo Tecnológico Operativo) de la UCO (Unidad Central Operativa), así como los dos informes de los forenses del Imelga y la brida hallada en el pelo de Diana.

EL GATO

El estudio presentado por la unidad tecnológica de la UCO fue la primera prueba que decantó la balanza contra el Chicle. Abuín defendió en todo momento que Diana se desvió de su camino saliéndose del paseo de O Areal para meterse por la calle Venencia. Allí, afirmó, la mató sin querer, estrangulándola en cuestión de segundos. El estudio realizado por la Guardia Civil del teléfono de Diana Quer tumbó esta versión de forma de tajante, destrozando el castillo de naipes sobre el que se sustentaba la versión de Abuín Gey.

Tras estudiar la señal del teléfono de Diana, comprobaron que el móvil nunca abandonó el paseo de O Areal. Afirmaron también que el Chicle la abordó antes de la discoteca Bumerang, aunque ella siguió andando, momento en que envió el mensaje de WhatsApp: «Me estoy acojonando, un gitano me está llamando». Fue segundos más tarde, en el cruce de esta vía con la calle Venecia, donde volvió a abordarla para despojarla de su teléfono y meterla en el maletero de su coche para llevarla a Rianxo.

En este estudio tecnológico, las señales del teléfono de Diana y del Chicle hicieron el mismo camino hasta el puente de Taragoña, donde Abuín arrojó el móvil de la chica. El estudio del GATO también precisó que Abuín estuvo como mínimo hasta las cuatro de la madrugada en la nave, tiempo en el que cometió los crímenes.

LA BRIDA

Fiscalía, acusación particular y forenses tenían claro que Abuín Gey mató a Diana Quer estrangulándola con la brida (de unos 40 centímetros) y no con dos dedos, como llegó a afirmar el rianxeiro. Solo de esta forma, decretaron los profesionales médicos durante el juicio, pudo romper el hueso hioides (ubicado encima de la nuez), lo que le causó la muerte. De haberlo hecho con las manos habría precisado varios minutos para hacerlo, afirmaron los grupos dirigidos por Serrulla y Pampín.

DELITO SEXUAL

Los dos grupos de forenses también afirmaron que, a pesar de que no se había encontrado ADN del Chicle en el cuerpo de Diana Quer, esto no era evidencia de nada. «De ninguna manera se excluye el delito sexual», tal y como también defendieron la Guardia Civil, Fiscalía y acusación particular. Entendían todos ellos que Abuín la había forzado sexualmente. «Tenía a Diana a su merced, atemorizada, incomunicada, sin posibilidad de defenderse», defendió el letrado Pérez Lama.

El Chicle afirmó que desnudó el cuerpo para deshacerse de pruebas, pero no logró explicar por qué no se había deshecho del bolso de Diana que arrojó al fondo de pozo, y que aseguró que también había manipulado aquella noche del 22 de agosto del 2016.

EL PERFIL DEL ASESINO

Las psicólogas del Imelga que entrevistaron al Chicle mostraron el perfil de una persona carente de empatía, y que no sentía remordimiento alguno por lo que había hecho. Lo definieron como una persona «carente de sufrimiento emocional», «susceptible», «rencoroso» y que «puede explotar en cualquier momento». Las profesionales destacaron que, durante las entrevistas, solo se vino abajo en un momento, cuando habló sobre su hija. En la cárcel, les dijo que vivía tranquilo y que incluso había hecho un amigo, con el que se reían de un gitano que tenía un problema mental.

La fiscala Cristina Margalet llegó a definir al Chicle como «un depredador sexual», «metódico, que sigue un patrón. Primero acecha, después persigue. Solo satisface sus instintos». Versión que aseguró, había hecho en el crimen de Diana Quer y que intentó repetir un año después, en Boiro, cuando trató de secuestrar a otra joven y meterla en el maletero de su Alfa Romeo.

LAS MOSCAS

El estudio entomológio realizado en las larvas de mosca que se encontraron en el pelo de Diana concluyó que el cabello había estado como mínimo unos 20 días en contacto con el aire del pozo. Esta cuestión pone en evidencia que el Chicle intentó lastrar el cuerpo de la joven, sin éxito, en un primer momento. Fue tiempo más tarde cuando regresó a la nave para terminar de esconder el cadáver. Así lo aseguraron agentes de la Guardia Civil, que explicaron que el cable utilizado con los dos bloques que se encontraron atados al cuerpo, no pertenecía a la nave, por lo que defendieron que Abuín Gey lo consiguió fuera del edificio.