Un año del crimen de Oza-Cesuras, que reabrió el debate sobre el régimen de visitas
Rocío Beceiro González. Lama y Asociados.
La Voz de Galicia.
Mientras Galicia celebraba el día de la madre, Marcos Mirás mató a su hijo de 11 años con una pala.
Hace justo un año, Galicia celebraba el día de la madre, fecha que Marcos Mirás, un electricista coruñés en paro que entonces tenía 42 años, aprovechó para asesinar a su hijo de 11. Eso es al menos lo que determinan las investigaciones policiales que deberán ser corroboradas cuando tenga lugar el juicio por el asesinato del pequeño Javier. El crimen conmovió a toda España por sus especiales características. Marcos estaba divorciado y cometió el crimen durante uno de los fines de semana que el régimen de visitas le autorizaba a pasar con su hijo. Había sido denunciado por su mujer y condenado a una orden de alejamiento que en el momento de la muerte del pequeño no estaba en vigor. Fue a recoger al niño a un punto de encuentro en A Coruña, como otros fines de semana. Lo llevó a la casa en la que vivía con la abuela materna del pequeño. Al día siguiente lo vieron por el barrio durante la mañana, pero a primera hora de la tarde, según la investigación policial, Marcos trasladó a Javier a un monte del concello de Oza-Cesuras, le propinó un golpe mortal, probablemente con una pala, y dejó allí el cadáver. A las ocho de la tarde, cuando la madre del pequeño lo fue a buscar al punto de encuentro, no había nadie a quien recoger. Al padre lo detuvieron al día siguiente en un hostal.
Consecuencias
El crimen dejó consecuencias y provocó que se inflamara en toda España el debate sobre los regímenes de visitas en los casos relacionados con la violencia machista. Sobre el asunto opinó desde el Poder Judicial al presidente de la Xunta. También entró de lleno en la polémica sobre la prisión permanente revisable ya que, si no se producen modificaciones legales, será la pena a la que tendrá que enfrentarse Marcos Mirás cuando comparezca ante el tribunal.
El presunto parricida ha intentado jugar la carta de un presunto desequilibrio psiquiátrico para atemperar las consecuencias del crimen. Explicó que no recordaba los hechos, solo fragmentos de lo que ocurrió aquella trágica tarde, que recordaba a su hijo muerto, en el suelo y ensangrentado por lo que deducía que él podría haber sido el causante de su muerte. El juez que lo envió a prisión cree que Marcos no solo fue el causante de la muerte de su hijo, sino que lo hizo con la intención de dañar a su ex mujer y por eso eligió esa fecha.
Los forenses que examinaron al presunto parricida, consideran que es un psicótico, pero que aquella tarde actuó conscientemente, sabiendo lo que hacía. La defensa alega que había dejado de tomar la medicación prescrita como ex alcohólico y que aquellos días había vuelto a beber. Todo a eso, al pequeño Javier, poco le importa.