Rosario Porto dormía cuando le notificaron la muerte de Asunta

Ricardo Pérez Lama y Rocío Beceiro González. Lama y Asociados.

La Voz de Galicia.

Rosario Porto estaba durmiendo cuando el policía nacional que la comisaría le había asignado le comunicó que su hija Asunta había aparecido muerta en una pista forestal de Teo. Así lo reveló ayer el agente, que declaró como testigo del caso en los juzgados de Santiago. El testimonio dejó atónita a la acusación popular, ejercida por la asociación de protección de la infancia Clara Campoamor, cuyos letrados señalaron que el comportamiento de Porto «sorprende en una madre que ha perdido a su hija y que supuestamente está tan nerviosa y preocupada».

El policía tuvo que declarar a petición del abogado de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, que quería demostrar que la madre de Asunta estuvo bajo control policial desde que entró en la comisaría el sábado 21 de septiembre a las 22.15 horas y que, por tanto, no pudo ser ella quien dejó el cadáver de la pequeña en la pista forestal. El letrado une este argumento al testimonio de un vecino que pasó tres veces por el camino entre las 23 y las 0.30 horas y dijo no haber visto el cuerpo.

La Guardia Civil y el juez que instruye el caso, José Antonio Vázquez Taín, creen que sí fue Rosario Porto quien dejó el cadáver de su hija y que el vecino no lo vio porque era de noche. Basan su afirmación en las pruebas que los investigadores hicieron con el hombre, que en condiciones de luz similares fue incapaz de ver el señuelo que le dejaron en el mismo camino.

Ayer también declararon otros dos policías a petición de las defensas. Son los que tomaron el primer testimonio a un vecino que, tras hacerse pública la desaparición y muerte de Asunta, dijo haberla visto a las 19 horas del 21 de septiembre en la calle República del Salvador, no lejos de su casa. Pero ese testigo no logró identificar a la niña cuando la Guardia Civil le mostró su foto, y los investigadores y él mismo llegaron a la conclusión de que se había equivocado, que había visto a una niña china, pero no a Asunta.

Para la la asociación Clara Campoamor, las declaraciones de los agentes fueron «absolutamente claras y concretas» y «muy firmes». En su opinión ha quedado claro que fue una falsa alarma, aclarada en la investigación. Respecto a que los policías señalaran por escrito que el testigo había dicho ver a Asunta Basterra -con nombre y apellidos- dijeron que era solo una «minuta interna» destinada a que la Guardia Civil tomara declaración al testigo, y que cuando se hizo quedó claro que no era la niña asesinada.

Una mano negra

Para el abogado de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, existe sin embargo una «mano negra» que hizo que el testigo cambiase su declaración bajo «presiones» y cree que los policías nacionales también dicen ahora algo diferente de lo que señalaron por escrito. «Se nos está tomando un poco el pelo, hay cosas que no tienen una explicación lógica y razonable y cada uno cuenta la historia como le dijeron que tenía que contarla», señaló. El letrado pidió la libertad de la madre de Asunta por «razones humanitarias» y para evitar «graves e irreversibles problemas de salud en una persona que padece un lupus desde su juventud y que está viendo resquebrajarse su estado físico y su situación anímica por la privación de libertad y por la irreparable pérdida de su hija».

Mañana declara el hombre cuyo perfil genético coincide con el de la mancha que apareció en la camiseta que llevaba Asunta. Testificará como imputado, aunque ni el fiscal ni la acusación popular han formulado acusación.