El jurado declara culpables a los padres de Asunta
Ricardo Pérez Lama y Rocío Beceiro González.
El País.
Los miembros del tribunal, por unanimidad, se han mostrado contrarios al indulto o a una reducción de condena.
El jurado popular del caso Asunta ha declarado, por unanimidad, culpables de la muerte de la niña a sus padres. Los nueve miembros del tribunal, en la quinta jornada de deliberación y tras haber respondido a las 21 cuestiones que les planteó el magistrado presidente el pasado lunes, han determinado que Rosario Porto y Alfonso Basterra idearon y ejecutaron el homicidio de la menor conjuntamente y cuando la niña no tenía posibilidad de defenderse. Además, el jurado ha señalado que no son favorables «ni al indulto ni a la reducción de la pena».
El fiscal pide para cada uno de ellos 18 años de cárcel por un delito de asesinato con los agravantes de parentesco y alevosía. La acusación popular ha elevado esta petición a 20 años de prisión para cada uno de los responsables de la muerte de Asunta.
Las defensas ya han anunciado que recurrirán pero, ante este veredicto, piden al juez que la pena para Porto sea de 17,5 años (pena mínima para asesinato) y de 12,5 para Basterra, por un delito de homicidio, al entender que no hubo alevosía si no abuso de superioridad por su parte.
Este ha sido el veredicto sobre la muerte violenta de esta niña de 12 años cuyo cadáver fue hallado en una pista forestal de Teo (A Coruña) el 22 de septiembre de 2013.
El jurado popular del caso Asunta empezó a deliberar en la tarde de este lunes, en una sala aislada ubicada en el último piso de los juzgados de Santiago. Los nueve integrantes del jurado han vivido incomunicados de sus familias hasta que este viernes han emitido un veredicto. Han dormido en un hotel y no han podido utilizar sus móviles, que están custodiados hasta nueva orden en el edificio judicial.
El juez presidente del tribunal, Jorge Cid Carballo, les pidió el lunes «responsabilidad, independencia, imparcialidad y sujeción a la ley», porque «está en juego el interés de la sociedad por castigar un crimen, pero también la vida de dos personas que se juegan pasar muchos años en prisión». «Tómense su tiempo. Les pido paciencia. Den pasos seguros», insistió varias veces el juez. «Las prisas y la justicia no van de la mano».