El padre de la niña compró el Orfidal con recetas suyas y dijo a un médico que tenía ansiedad

Ricardo Pérez Lama y Rocío Beceiro González. Lama y Asociados.

La Voz de Galicia

Acusación particular. A tenor de estos nuevos datos sobre la posible presencia de Basterra en Teo, la acusación particular, que ejerce la asociación Clara Campoamor, considera que «surgen nuevos y poderosos indicios que desde luego desaconsejan por completo la excarcelación de Alfonso Basterra pretendida por su defensa y a la que nos oponemos porque creemos que está claro que mintió al decir que se había quedado en casa toda aquella tarde», señaló uno de los dos abogados de la entidad, Ricardo Pérez Lama.

Las al menos 175 pastillas de lorazepam -marca Orfidal- que adquirió Alfonso Basterra los días 5, 17 y 22 de julio y el 16 de septiembre fueron compradas con recetas a su nombre y no al de Rosario Porto. Así figura en el Libro de Registro de Psicotrópicos y en las recetas electrónicas y así lo ha declarado un médico al que el padre de Asunta acudió pidiendo que le recetase este medicamento porque tenía una crisis de ansiedad. El facultativo vio que se lo habían recetado en otras ocasiones y accedió. Una farmacéutica también ha corroborado este hecho y otra ha dicho que Basterra le pidió más Orfidal sin receta alegando que había perdido la caja.

Además, en el sumario existen al menos otras dos recetas expedidas a Rosario Porto el 30 de julio y el 13 de agosto, por lo que el acopio de lorazepam que hicieron los padres de la pequeña es aún mayor.

Los investigadores creen que Basterra también fue a la casa de Teo con Asunta

Una nueva testigo sitúa al padre junto a la niña en la calle en el preciso instante en el que Rosario Porto sacaba su vehículo del garaje.

Alfonso Basterra se subió al coche de Rosario Porto sobre las 18.20 horas del 21 de septiembre y también fue con su exmujer y su hija Asunta a la casa de Teo donde se sitúa la escena del crimen de la niña de 12 años presuntamente asesinada por sus padres. Esa es actualmente la principal línea de investigación en este caso. Fue desde el principio una de las tesis manejadas por la Guardia Civil, pero no había datos objetivos, como por ejemplo grabaciones de cámaras de seguridad, que la apoyasen suficientemente. Eso ha cambiado gracias a la aparición de una nueva testigo que ha situado a Basterra junto a Asunta en la calle en el preciso instante en el que Porto sacaba su vehículo del garaje.

Esa testigo es de gran fiabilidad porque conocía perfectamente a Asunta y a Basterra. Coincidió con la niña tres años en la Alianza Francesa de Santiago y durante ese tiempo vio muchas veces a su padre porque era él quien la iba a buscar cuando terminaban las clases. Su testimonio, además, ha sido corroborado por un amigo que la acompañaba aquella tarde y también por su madre, a la que le contó lo que había visto.

Los investigadores creen que Basterra mintió cuando dijo que no salió de su casa y que lo hizo para ocultar que sí fue, presuntamente, a la casa de Teo. Sí se ha demostrado que no dijo la verdad cuando declaró que Asunta y su madre salieron juntas de casa, porque las grabaciones de las cámaras de seguridad han probado que lo hicieron con siete minutos de diferencia.

La presencia de Basterra en la casa de Teo explicaría también cómo pudieron bajar a Asunta de la habitación del primer piso sobre cuya cama creen que la mataron sin dar graves golpes al cadáver al bajar las escaleras, que habrían aparecido al hacer la autopsia. La ausencia de esos traumatismos post mortem sugiere que dos personas bajaron el cuerpo.