Los motivos por los que El Chicle no podrá pedir el tercer grado al menos hasta el año 2039
Ricardo Pérez Lama y Ana Fernández Berini. Lama y Asociados.
La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña ha fijado en 18 años el tiempo mínimo que tardará José Enrique Abuín Gey -agresor sexual y asesino de Diana Quer– en alcanzar la condición de preso en tercer grado. Este rango penitenciario implica permisos de salida, y que en su caso no podrían llegar al menos hasta el año 2039.
Abuín ha sido sentenciado a una pena de dos años y medio por narcotráfico; cinco por abordar, con fines sexuales, a una joven en Boiro, y a cuatro años y la prisión permanente revisable por el asesinato de la joven madrileña en A Pobra en el 2016.
La Audiencia de A Coruña fija que no podrá tener esos permisos durante 18 años, y en 25 no podrá solicitar la revisión de la pena
Pero la aplicación de ese hipotético tercer grado, al menos a partir de 2039, resulta contradictoria a ojos de algunos juristas. Entienden que su ejecución penitenciaria choca frontalmente con el concepto de prisión permanente revisable, que no contempla que los presos puedan salir de permiso. Es por eso que al final del auto judicial se especifica que el cumplimiento de la condena ya es competencia de Instituciones Penitenciarias.
La resolución -firmada por el mismo presidente de la sección que redactó la sentencia en primera instancia, el juez Ángel Pantín- establece que el Chicle no podrá solicitar la evaluación de su pena una vez transcurridos 25 años de condena. Lo que, teóricamente, implica que Abuín realmente no pueda salir de prisión hasta que se revise su pena una vez superado ese cuarto de siglo.
La sentencia condenatoria del Tribunal Supremo avaló una a una todas las evidencias incriminatorias expuestas durante el juicio celebrado en Santiago y, previamente, recogidas en la investigación de la Guardia Civil. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia lo secundó en su sentencia en segunda instancia. También demostró que Abuín Gey no dudó en mentir todas las veces que lo consideró necesario para intentar esquivar su culpabilidad. Este condenado sigue en la cárcel de León sin apenas relacionarse con nadie e invirtiendo el tiempo en talleres ocupacionales en un módulo habitado por reos de buena conducta.
Fuente: lavozdegalicia.es