Ricardo Pérez Lama - Lama y Asociados - Abogados Ferrol

Ricardo Pérez Lama: «La verdad objetiva del caso Asunta son las tres sentencias condenatorias contra los padres»

Ricardo Pérez Lama. Lama y Asociados.

ABC

El delegado de la Asociación Clara Campoamor en Galicia, el abogado Ricardo Pérez Lama, será quien lidere la acción popular en el juicio de Oza-Cesuras. Un caso en el que pretenden solicitar la prisión permanente revisable aunque —apunta cauteloso el letrado— esta petición se confirmará cuando «accedamos al procedimiento y a sus pormenores». «Si todo es como pensamos, en este tipo de asunto la prisión permanente es la pena que nosotros defendemos. En el caso de Asunta no lo pudimos hacer porque no había entrado en vigor la reforma penal, pero son muertes que para nosotros tienen un plus de gravedad. No solo es el asesinato de un niño, sino la intencionalidad con la que el autor material del hecho piensa en matar a su hijo y a través de ese hecho castigar a la mujer. Hay un doble componente y eso hay que castigarlo», explica durante una charla con ABC. El abogado saca a colación el caso Bretón para ejemplificar una caso de «extrema violencia» y recalca que como defensores de los derechos de la víctima, la asociación que representa «ni pacta ni acuerda». «No se puede pactar en temas que son la transgresión de los derechos fundamentales más claros», asume Pérez Lama.

La asociación Clara Campoamor jugó un papel muy relevante en el juicio de Asunta y en la condena a Alfonso Basterra. ¿Cuál fue su experiencia?

De partida quiero señalar que un jurado popular consideró culpables a los padres, eso por delante. Nuestro papel contra Basterra fue determinante porque la excusa de que la niña iba a clase mareada por las alergias se desmontó cuando le preguntamos a los forenses y a los peritos que la habían examinado si tenía antihistamínicos en el cuerpo, y todos respondieron que no, que solo Lorazepam. La pregunta del millón fue entonces si la niña se drogó sola durante tres meses, hasta el rango tóxico y las 27 pastillas que se detectaron en su organismo el día de su muerte.

El juicio se prolongó durante un mes, hubo unanimidad en el jurado popular y dos sentencias confirmaron esta condena a 18 años. ¿Cabe margen para la duda?

Suscribo sus palabras y digo que no. Me parece muy peligroso, sin entrar en conflictos, poner esa condena en tela de juicio. Aquí hay una verdad objetiva y se basa en un veredicto del jurado y en dos brillantes sentencias que analizan el tema, lo desmenuzan y ataja pormenorizamente cada uno de los argumentos que las defensas fueron esgrimiendo. El problema es que quedó una duda, que es el porqué. Yo dije en sala de juicio que el móvil solo lo conocen los padres y pensarlo es aterrador. Pero es que la niña habló, y dijo que sus padres la estaban engañando y que alguien la quiso matar. Todo esto sin contar con las pruebas científicas que se hallaron y que fueron demoledoras.